miércoles, 6 de junio de 2012

HISTORIA DE UNA GATA

Es difícil resistir la tentación
de coser con aguja e hilo
de suave seda roja
mi piel a tu piel.
Y que los gritos de sangre
que explotan
rompan las blancas olas
            cuando flotamos panza arriba
donde no hay pie.

Es difícil esclavizar las lágrimas
si disparo una mirada
furtiva a tu cadera
             mientras te alejas por el pasillo
             desnudando la oscura jungla
              de tu cuello
como un claro en la ladera.

Es difícil quedarse donde hay que estar
en los primeros días de primavera,
leer tu libro
y reconocer a ese viejo enemigo
               casi olvidado
que a lo lejos,
                     sentado,
                                  me espera.

Desnudo,
tiritando
y embrujado,
gracias a Dios
y al dolor,
ya no soy el que era.

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